Con fe y ruedas en marcha: transportadores vivieron su jubileo vicarial en honor a la Virgen del Carmen
Con una masiva asistencia de fieles devotos, la parroquia San Wenceslao fue el punto de encuentro este 16 de julio para la celebración del Jubileo Vicarial de los Transportadores, en el marco de la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de quienes conducen por las vías del país.
Alrededor de 450 personas, provenientes de distintas parroquias de la Vicaría Padre Misericordioso, participaron en la eucaristía presidida por monseñor Rafael De Brigard, quien animó a los presentes a vivir su trabajo con fe, generosidad y servicio. Durante su homilía, el obispo recordó que la salvación y la vida eterna no se obtienen “llegando de cualquier manera”, sino con una vida en coherencia con el Evangelio:
“Jesús nos enseña que lo más importante es el amor a Dios y el amor al prójimo. Y María, la Virgen del Carmen, nos muestra con su vida que esto es posible cuando se escucha a Dios y se vive con fe profunda”, expresó.
Monseñor también exaltó el trabajo de los transportadores como una vocación de servicio, en la que es fundamental actuar con responsabilidad y misericordia:
“Preguntémonos cada día: ‘Señor, ¿qué quieres de mí?’ Que ese volante que llevamos en las manos sea también una herramienta de bendición y no de violencia o imprudencia”, dijo, mientras los asistentes asentían con devoción.
La celebración contó con la presencia de sacerdotes de la vicaría, quienes ofrecieron el sacramento de la reconciliación y concelebraron la Eucaristía. Tras la misa, los asistentes recibieron la bendición con indulgencia plenaria, y se les entregaron escapularios como signo de protección y consagración mariana.
En un emotivo gesto final, los diáconos permanentes bendijeron los vehículos que esperaban afuera del templo, mientras se elevaban oraciones por la seguridad en los caminos y por todos los conductores y sus familias.


“Que cada vez que encendamos nuestros motores, recordemos que María va con nosotros, que ella nos acompaña en cada curva y en cada destino”, concluyó monseñor De Brigard, antes de impartir la bendición final.
Desde la Vicaría Padre Misericordioso, se agradeció a todos los sacerdotes, diáconos, servidores y fieles que hicieron posible esta jornada, en la que la fe, la esperanza y el amor a la Virgen del Carmen llenaron de sentido el caminar diario de quienes conducen y sirven en las vías de la ciudad.